El bizcocho es un dulce que hoy en día se come en casi todo el mundo y las formas de prepararlo son infinitas. Sin embargo poca gente sabrá que remontando en la historia de este dulce una de las formas más antiguas provenía del reino de Castilla y en especial de su mitad sur, de la cual formaba parte la región de Extremadura. En Vivir lento encontraréis un artículo con más detalles sobre la historia, rocambolesca, de este bizcocho. Aquí os dejo una receta que intenta recrear la preparación original, para que podáis hacerlo en casa. Os aseguro que cuando los probéis no querréis desayunar o merendar otra cosa.
6 huevos
250 gr de harina normal (no de fuerza)
250 gr de azúcar
90 gr de zumo de naranja (también podéis substituirlo por una mezcla de agua y aceite, o de zumo de limón, pero respetando la proporción)
1 sobre de levadura para hornear
1. Precalentamos el horno a 170º. Separamos las claras de las yemas en dos grandes recipientes.
2. Montamos las claras a punto de nieve (lo mejor es utilizar una máquina de varillas); cuando vayamos por la mitad del proceso añadimos la mitad del azúcar. Lo llevamos a un punto de nieve bien firme (para saber si está en su punto tenemos que poder dar la vuelta al cuenco sin que la mezcla se despegue).
3. Por otro lado, batimos bien las yemas junto al resto del azúcar, el zumo o la mezcla de agua y aceite, y una vez bien batido vamos incorporando el harina en varias tandas, hasta que esté bien integrada.
4. Añadimos las claras a punto de nieve, progresivamente y haciendo movimientos envolventes con una espátula.
5. Echamos la masa en nuestro molde: para hacer los típicos cortadillos lo mejor es un molde rectangular de unos 5cm de alto. Lo cubrimos antes con papel de aluminio.
6. Cuando lo tengáis, sujetamos el molde con las dos manos y le damos unos golpes enérgicos contra la mesa para que las burbujas de aire más grandes suban a la superficie (tampoco os obsesionéis con esto).
7. Hornearemos durante unos 35 minutos. El tiempo dependerá de vuestro horno y de la profundidad de vuestro molde, por lo que tendréis que pincharlo antes de sacarlo para saber si está en su punto; yo utilizo un pincho de madera largo, cuando sale limpio es que ya está.
* Es importante que el horno no esté muy fuerte y que el bizcocho suba poco a poco para que quede bien esponjoso. Si veis que se hincha mucho por el centro y que llega incluso a romperse es porque lo tenéis muy fuerte.
8. Una vez horneado dejamos que se enfríe unos minutos y dejamos caer el molde un par de veces desde una altura de 10 cm sobre la mesa. Esto hará que el bizcocho no se hunda mucho.
9. Cuando esté completamente frío retiramos el papel de aluminio, con cuidado para que no se lleve parte de la superficie del bizcocho, y lo cortamos haciendo la forma de los cortadillos. Cubrimos con azúcar glass y listo para comer.
Consejo: este bizcocho se conserva muy bien unos tres días cerrado en una caja, que no le entre el aire porque si no se secará pronto.
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