Estas galletas se preparaban antiguamente en época de matanza, aprovechando la manteca del cerdo. Para realizarlas se utiliza la misma máquina que para hacer los chorizos y las morcillas, en la cual se pone una rendija que les da su forma rizada. Aromatizadas con limón o con vainilla, son un auténtico vicio, ideales para desayunar, merendar o en cualquier momento del día.
1 kg de harina aproximadamente (se ajustará en función del tipo de harina)
380 gr de manteca de cerdo a temperatura ambiente
3 huevos
500 gr de azúcar
25 gr de levadura en polvo
1 ralladura de limón o vainilla (puede ser un sobrecito de azúcar con sabor a vainilla)
1. Separamos las yemas de las claras, y batimos estas últimas a punto de nieve hasta que estén bien firmes. Reservamos.
2. En un bol batimos la manteca enérgicamente hasta que se vuelva cremosa, añadimos las yemas y cuando estén integradas el azúcar y la ralladura de limón o la vainilla.
3. Incorporamos cuidadosamente las claras a punto de nieve y mezclamos bien.
4. Empezamos a verter la harina, con la levadura. Tendremos cuidado de no echar toda la harina de un golpe si no poco a poco.
5. La masa estará lista cuando se despegue fácilmente de las manos; quizás no necesitemos utilizar toda la harina, ya que esto dependerá del tipo de harina (yo utilicé unos 900gr).
6. Empezamos a formar las galletas con la máquina, de unos 10cm de largo, y las vamos poniendo en una bandeja para hornear (atención porque crecerán un poquito).
7. Horneamos a 170º durante unos 10-15 minutos (dependerá de vuestro horno y de cómo os gusten de tostadas las galletas).
8. Estas galletas se pueden conservar mucho tiempo guardadas en una caja hermética.
Nota: la máquina para hacer estar galletas podéis encontrarla fácilmente en tiendas especializadas o por internet. Más complicado es dar con la rendija que se pone para formarlas: ya sabéis qué comprar en vuestro próximo viaje a Extremadura!
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